lunes, 28 de enero de 2019

Amaya Jaramillo

Se llama Amaya Jaramillo, nació el 29 de noviembre del 2006 y actualmente tiene 12 años. Ella afirma que no tuvo que nacer en noviembre sino en febrero.
Su hermano le dice que cuando la vio era transparente y su tío dice que cabía en una mano.
Su color favorito es el azul. Tiene una perrita salchicha llamada Yolanda que la encontró en la calle hace unos años. Ingresó en la escuela de lenguaje a los 3 años y a los 4 años se cambió al colegio Extremadura donde todavía va. También el año pasado entró a un grupo de scouts. También cuando tenía 6 años fue con mi familia de viaje a la Argentina. Otra cosa es que le gusta leer, jugar con cubos rubiks, pintar, etc.

COMER FRUTILLAS HASTA EL FIN

María es una pequeña niña de 7 años y le encantan las frutillas, su comida favorita.
-María ¿Te gustaría acompañarme a comprar frutillas?
Su mamá normalmente le dice eso y María siempre cae en la trampa. Tiene que estar acompañando a su mamá todas las tardes en tiendas en el centro de Santiago, a visitar a las amigas de su madre y un sin fin de cosas aburridas, pero hacer todo eso tiene su recompensa, al llegar a casa siempre encuentra un plato lleno de frutillas.
Ella era feliz y sus padres también al ver como comía las frutillas con una sonrisa gigante en su cara. 
Pero un día en casa al comer unas frutillas comenzó a estornudar sin parar. Sus padres preocupados la llevaron al hospital donde el doctor les dijo que María tenía una alergia a las frutillas y que si seguía comiendo la fruta, podría acabar con algo más grave que una alergia.
-¡¡Qué?! ¡¿Cómo que ya no puedo comer frutillas?! ¡Es mi fruta favorita!
-Hija ya te lo dijimos, si sigues comiendo podrías acabar en el hospital.
-¡Pero es un "podría", puede que si como poco no me enferme!
-Tal vez, pero es mejor no arriesgarse.
Peleas como esta ocurrían normalmente en la casa de María, aunque había momentos de felicidad en la familia la niña seguía triste por no poder comer frutillas.
A veces comía a escondidas y acababa estornudando mucho.
-Ya no puedo seguir con esto! ¡Tengo que hacer algo! ¿Pero qué?
Pensó todo el día y toda la noche creando planes y desechándolos al instante.
Eso hasta un día que brillaba como nunca y María también. Se le ocurrió crear un aparato que al ponerse se puede comer frutillas sin preocuparse de la alergia.
Estuvo toda la tarde haciendo el aparato y luego llegó la hora de probarlo. 
Se lo puso y buscó una frutilla. Se la echo a la boca y nada le pasó. Ningún estornudo salió de ella. Mayor fue su sorpresa al darse cuenta de que se le olvidó ponerse el aparato.
Cuando se dio cuenta fue corriendo donde sus padres y estos preocupados la ver a su hija comiendo frutillas ahora estaban felices y los tres bailaban de alegría en la sala.
Resulta que el doctor se había equivocado. María no era alérgica a las frutillas, sino a la primavera.


Las veces que estornudó al comer frutilla fue porque cayó polen justo cuando comía.

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